Como cuando uno sale de viaje lo primero que se hace es determinar el destino a llegar, la vida es igual y las metas son ese destino que queremos alcanzar. Tener las metas claras permite hacer un plan para lograr esas metas y no perderse en la vida. 

¿Por qué es importante ponerse metas?

Sin una imagen clara de dónde quiere verse uno en el futuro, todos los esfuerzos que se hagan pueden ser en vano. No obstante, al fijar un objetivo a largo plazo, hay que asegurarse de que el enfoque permanezca intacto hasta que se logre. Por lo tanto, junto con un objetivo a largo plazo, es preciso definir metas a corto plazo para mantenerse en el camino correcto y no desviarse.

¿Cuáles son las metas a corto plazo?

Las metas a corto plazo actúan como un hito en el viaje para alcanzar un objetivo a largo plazo en el plano académico, laboral o personal. Sirven como indicadores que ayudan a medir cuánto se ha avanzado en el camino y cuánto tiempo queda por delante para llegar al destino final.

Además, para lograr los objetivos a largo plazo, siempre es conveniente dividirlos en metas a corto plazo. Por ejemplo, si desea comprar una vivienda, hace falta comenzar a ahorrar pequeñas cantidades de dinero cada mes para reunir la cantidad suficiente para pagar la entrada. Si uno desea graduarse como ingeniero informático, hay que estudiar cada semana e ir a clase cada día, para ir aprobando las pruebas de evaluación que permitirán avanzar de curso y completar los estudios universitarios.

Alguien que no tiene metas a corto plazo, carece de una visión clara de lo que quiere lograr. Los objetivos a corto plazo ayudan a ver sus objetivos finales con claridad y establecen pautas específicas que ayudan a alcanzarlos.

¿Cómo alcanzar las metas a corto plazo?

Los fracasos, el desánimo y el rechazo son algunos de los obstáculos a los que puede tener que enfrentarse alguien que trabaja para alcanzar sus metas. Además, a veces lleva demasiado tiempo lograr con éxito los objetivos a largo plazo, lo que puede afectar a la confianza. Aquí es donde entran en juego las metas a corto plazo.

Estas son más fáciles de alcanzar y relativamente menos complejas. Aunque, para lograr lo que uno se propone en un horizonte cercano hay que vencer desafíos como:

La procrastinación. Nos lleva a dejar las tareas para más adelante, sin que se establezca una fecha fija para ello. Al final podemos encontrarnos con que es demasiado tarde y las cosas están aún por hacer.

La duda. A veces, uno se plantea el sentido de lo que se hace. En esos momentos conviene recordar el objetivo último que se persigue. Al hacerlo, volverá el sentido de propósito y se disipará las dudas.

El exceso de confianza. Algo relacionado con la procrastinación está este sentimiento que puede conducir al retraso en el inicio de las actividades que conducirán a alcanzar las metas a corto plazo. Es importante hacer un plan y ceñirse a él. Y si sobra tiempo se puede utilizar para mejorar.

Después de completar los objetivos a corto plazo, pueden establecer recompensas para disfrutar de este éxito. Eso ayuda a seguir avanzando hacia los objetivos.

El secreto del éxito no es solo mantenerse en movimiento, sino avanzar de acuerdo con un plan para llegar a un destino particular en la vida. El plan suele ser una combinación de muchas metas a corto plazo que apuntan en la dirección de una meta final. No importa si estás en la escuela, la universidad o eres un profesional que trabaja, plantearte este tipo de objetivos para alcanzar una meta a largo plazo siempre es beneficioso.